miércoles, 31 de enero de 2024

LOS SUEÑOS DE DON BOSCO

RÉPLICA DE LA CASA DE DON BOSCO, BASÍLICA DON BOSCO, PANAMÁ. FOTOS: E. Mc NALLY.






“Los sueños, sueños son”. Así decía Calderón de la Barca, en alusión a que la vida era como un sueño y, en el caso de Don Bosco, parece que, en parte fue así; aunque la vida no es una ilusión, ni una sombra, ni una ficción.

Desde niño, el futuro sacerdote y fundador de la orden de los Salesianos y del Oratorio Festivo, tuvo sueños. Uno de los más aterradores - ya de sacerdote -, fue el del infierno, en el que un guía, que en realidad era un ángel del Señor, se le presentaba en la noche y le mostraba, cómo las almas de los jóvenes se perdían. Había muchos, que como atrapados por unos lazos invisibles, eran movidos por un ser malvado y con gran poder.  Estos lazos invisibles representaban los pecados (toda clase de acciones impuras, soberbia, desobediencia, deshonestidad; además de cualquier cantidad de procederes contrarios a la Ley de Dios), que conducían a las almas al infierno, donde no había redención.

El ser maligno era un monstruo, con garras, que atrapaba a muchas almas, que eran arrastradas hacia una caverna en donde residía aquella bestia, quien manipulaba los hilos y los lazos, a semejanza de una red y los atraía a sus dominios.

Pero Don Bosco también vio unos cuchillos que cortaban aquella red maliciosa e invisible, que significaban: meditación y lectura espiritual bien hecha. Junto a los cuchillos había unas espadas, que correspondían a las visitas al Santísimo Sacramento, especialmente con la comunión; y la devoción a la Virgen María.

Además, Don Bosco percibió uno martillo que representaban la confesión, junto con otros cuchillos, relativos a devociones.

Y para terminar este sueño, con el que el propio Don Bosco, quedaba aterrorizado y sin fuerzas, el santo pudo ver y sentir lo que es estar en el infierno. Había gran calor y sufrimiento, además de muchas puertas, en donde, incluso, pudo reconocer a algunos de los jóvenes del Oratorio. En el sueño les llamaba desgraciados, por haber sido arrastrados a aquel lugar de castigo, del cual Don Bosco quería escapar, a pesar de las advertencias del guía, que proseguía el camino, que en un momento estuvo lleno de espinas y extrañas rosas y, en otros pasos, se constituyó en cavernas y muros con inscripciones; en las que se podía ver el desconsuelo de las almas, comidas por gusanos e insectos y devoradas por el fuego eterno, a temperaturas que excedían lo terrenal. 

martes, 9 de enero de 2024

HONOR A LOS MÁRTIRES DE 1964

ESFINGE EN EL INSTITUTO NACIONAL. FOTO: ERNESTO B. Mc NALLY C. ALL RIGHTS RESERVED.












El 9 de enero de 1964, estudiantes del Instituto Nacional, al querer izar la bandera panameña en la Escuela de Balboa, fueron repelidos y el emblema nacional, resultó mancillado.

Los actos de los institutores, representaban el querer legítimo, no solo de ellos, sino de los panameños, que, de conformidad a lo acordado por los gobiernos de Panamá y Estados Unidos, permitía enarbolar el pabellón patrio, junto al de los estadounidenses, en la Zona del Canal.

Como antecedente, ya en 1958, un grupo de capitalinos sembró banderas panameñas en lugares aledaños al edificio de la Administración en Zona de Canal.

El otro precedente tuvo lugar el 3 de noviembre de 1959, cuando algunos istmeños intentaron plantar la bandera panameña en la Zona del Canal, como signo de la soberanía de Panamá, sobre aquel territorio. No obstante, fueron violentados por la policía zoneíta y las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Con los institutores, la situación pasó a más, después de la humillación sufrida por seis de sus miembros, que portaban la bandera panameña, cuando fueron atacados y el emblema patrio irrespetado.

A eso de las seis y media de la tarde, la situación se torno convulsa. Por un lado, los norteamericanos habían roto la bandera panameña; y por la otra, los aguiluchos fueron acosados por los zoneítas. Este panorama, marcó el inicio de las protestas en las ciudades de Panamá y Colón, que se extendieron hasta el 11 de enero de 1964, y que produjeron 21 muertos y 400 heridos, según se desprende, de la revista Lotería, No. 191, de octubre de 1971.

Hoy, se cumplen 60 años de aquel 9 de enero de 1964. Honor, a quienes, con valentía, defendieron a la patria.